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Homenaje a Claudio Malo González

Homenaje a Claudio Malo González

Traigo a la memoria -como buen ejercicio de bienestar y recomendación saludable- la lectura del número 1 (enero-abril 1986) de la Revista Universidad Verdad de la que -en su momento- fue la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sede Cuenca.

La revista en su totalidad está dedicada a homenajear al recordado Hernán Malo González y diseñar, acogiendo su pensamiento, lo que sería ‘la invitación de invitaciones’ para que la naciente Universidad del Azuay renueve de forma permanente su quehacer y misión académica a lo largo de los años.

 La invitación de invitaciones: Soñar.  En ese momento empezó el Simposio Permanente.

Se cita en ella un acto universitario, celebrado en noviembre de 1977, donde se revisaba la marcha de uno de los departamentos académicos, el de filosofía y se decía:

“Es preciso soñar. El desacuerdo entre el sueño y la realidad nada tiene de nocivo, siempre y cuando el hombre que sueña crea seriamente en su sueño, observe atentamente la vida, compare sus observaciones con sus castillos de naipes y, de una manera general, trabaje concienzudamente en la realización de su sueño”.

En los días actuales por la pandemia, dice Leonardo Boff, y por la guerra, decimos nosotros, ‘la humanidad despertó de un sueño profundo: empezó a o ir los gritos de la tierra y los gritos de los pobres, y la necesidad de cuidarnos unos a otros y también a la naturaleza y a la Madre Tierra’.

Si la idea fuerza de la sociedad actual es el poder como dominación de la naturaleza, de otros pueblos, de todas las riquezas naturales, de la vida e incluso de los confines de la materia, insiste Boff, la alternativa necesaria y fundamental para recrear cualquier situación personal o institucional, será la de poner la fraternidad y el cuidado necesario al servicio del ser humano y de la sociedad; es decir una relación afectuosa con las personas y con la naturaleza; el cuidado como amigo de la vida, de la paz y nueva forma de ser ciudadano.

Ya Albert Einstein lo había fundamentado al decir que “la idea que creó la crisis no puede ser la misma que nos saque de la crisis; tenemos que cambiar”, hoy es recurrente que la nueva idea sea la del cuidado.

Por lo tanto, “es urgente crear la cultura de la fraternidad sin fronteras y el cuidado necesario que une todo. Cuidar todas las cosas, desde nuestro cuerpo, nuestra psique, nuestro espíritu, a los demás y más cotidianamente la basura de nuestras casas, el agua, los bosques, los suelos, los animales, a unos y otros, empezando por los más vulnerables” (Boff). 

Es preciso soñar.  Gran momento para hacerlo y, sobre todo, cuando la Universidad se plantea retomar la iniciativa de llevar adelante el Simposio permanente y donde confluyan personas, ideas, momentos de reflexión y siembra.  No tiene por qué ser nociva una relación de sueño y realidad, decíamos más arriba, “siempre y cuando el hombre que sueña crea seriamente en su sueño, observe atentamente la vida, compare sus observaciones con sus castillos de naipes y, de una manera general, trabaje concienzudamente en la realización de su sueño”.

Hagamos del Simposio, un lugar para reconocer la realidad que vivimos; un acercamiento con el mundo universitario y pensemos a la Universidad como institución humana que se proyecta con sentido, de forma crítica y académicamente.

Para poder llevar adelante nuestro sueño del cuidado, partamos desde algunas realidades del acontecer y asumamos la posibilidad de reflexionar desde la dimensión clave de la fraternidad y del cuidado.

Realidad. Soñemos.

  1. Realidad: ¿decadencia intelectual de los jóvenes y nuevas generaciones? Empobrecimiento del lenguaje.

Soñemos en una universidad en la que es posible cuidar, establecer y acoger la Palabra como símbolo prioritario de encuentro entre seres humanos desde una vivencia comprensiva de la misma.  Soñemos en una universidad que no acepta la decadencia intelectual de los jóvenes y nuevas generaciones[1]

  1. Realidad: cuando la tecnología se traga la vida de los jóvenes[2].  El poder de las pantallas sobre los cerebros y las vidas de los más jóvenes; la adrenalina que producen los video-juegos o la dopamina que genera cada like en las redes sociales; la sensación de controlar uno o varios mundos o de agradar, de contar con cientos de amigos (aunque a la mayor parte no los hayamos visto en la vida); todo ello produce la adicción a las pantallas, en cualquiera de sus variantes. 

 

Soñemos en una universidad preocupada por la salud de sus miembros y de la repercusión profesional que éstos tendrán a futuro en la generación de jóvenes mentalmente sanos.  Soñemos en ofrecer profesionales, seres humanos profesionalizados, donde la tecnología esté al servicio del Hombre y no se claudique en base a la misma.

  1. Realidad.  Sociedad mentirosa, donde la correspondencia entre la realidad y la palabra no existe. 

Soñemos: decía Sócrates, citado por Fernando Savater, que ‘nadie racional quiere estar rodeado de gente corrupta, ladrona o mentirosa.  Seamos buenos o malos, todos preferimos que los que estén alrededor sean buenos”. Es posible una universidad enmarcada en un principio fundamental: la búsqueda de la verdad desde el conocimiento científico.  En otro: la práctica de la bondad y el interés por el bien del otro.

  1. Realidad. La vida en el planeta.  Queremos ayudar a la mariposa a salir de su capullo y la matamos.  Queremos ayudar a un brote a salir de su semilla y lo destruimos.  La naturaleza, el planeta nuestro necesita que respetemos sus millones y millones de años y sabiduría inscritos en su vientre: si queremos ayudarlo dejemos que ocurra la vida de adentro hacia afuera. 

Soñemos: es imperiosa la necesidad de comprender y vivir el ritmo de la naturaleza y contribuir a su natural vitalidad.  Soñemos con una universidad respetuosa del medio y de los principios rectores de la naturaleza, hogar único y sustantivo para las generaciones presentes y futuras.

Fernando Elizondo Barragán, político mexicano, decía: “Seamos de los que sueñan… aunque nos equivoquemos; seamos de los que esperan…aunque a veces fallen nuestras esperanzas; seamos de los que apuestan por la utopía… aunque luego nos quedemos a medio camino.  Seamos de los que confían en que el mundo puede cambiar”.

Mi sueño: contribuir, modestamente, al sueño de la Universidad del Azuay y de aquella universidad centenaria que ha hecho posible -a lo largo de los siglos- que los seres humanos sigan creyendo en el ser humano a pesar de la realidad, de las realidades tan contradictorias, inhumanas y violentas.

El Simposio permanente como aquello que cita Simón Espinosa: recoger esos sueños e ideas de manos no solo de un hombre venerable sino de muchos (ustedes), sostenerlos con el vigor de la juventud, hacerlos crecer con la fuerza de la razón, pasarlos a otras manos más nuevas y a otros espíritus más clarividentes.

Asumimos los objetivos planteados para la consecución el Simposio:

Objetivo general

  • Desarrollar el debate de pensamiento sobre la universidad, desde una perspectiva teórica y con especial énfasis en América Latina.

 Objetivos específicos

  • Generar un debate consistente con expertos en el área de pensamiento sobre la Universidad, a fin de establecer sus principales orientaciones teóricas y las consecuencias de estas para la vida universitaria.
  • Diseñar una propuesta de difusión tanto impresa como digital que se convierta en instrumento permanente de discusión sobre este tema y que dialogue con procesos similares en América Latina.
  • Elaborar un programa y proyectos de investigación que permitan una mejor comprensión de la relación entre universidad y sociedad, en el marco de la producción y transmisión de conocimientos.
  • Establecer un entorno crítico para los debates epistemológicos en torno al pensamiento sobre la universidad.

Proponemos estar a la altura de los tiempos y meditar lo que significa ‘la Universidad en y para lo superior’.  Sin caer en el inmediatismo y utilitarismo de una sociedad apresurada por llegar a ningún lado. Ideas y sueños que nos lleven más allá de lo habitual, de lo cotidiano.

De forma práctica y, en el recorrido del camino, reflexiva:

  1. Trabajo de acercamiento y diálogo con cada uno de los decanos y subdecanos
  2. Realización de un encuentro con cada una de las facultades
  3. Realización de un encuentro universitario nacional
  4. Realización de un encuentro universitario internacional
  5. Reflexiones que terminen en publicaciones propias de la Universidad
  6. Actualización constante de la página web del Simposio

 

[1] En el 2020 la BBC publicó un artículo titulado “Los nativos digitales son los primeros niños con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres”.  Ya en el 2004, algunos científicos noruegos se percataron que el efecto Flynn (crecimiento intelectual debido a las mejoras en salud y educación) registraba estancamiento y caída en las nuevas generaciones.  Aparecieron artículos sobre ‘cretinos digitales’, ‘niños idiotizados’ y ‘humanos cada vez más estúpidos’ (Diners, febrero 2022, pág. 30-31).

[2] Fernando Sánchez Dragó cita en tuiter: ‘La OMS avisa de una mutación inquietante.  El corazón de los adolescentes ya no hace tic tac, sino Tik Tok…  Las neuronas se resienten.  La comprensión lectora disminuye.  El informe Pisa se desploma’.

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